UNA NUEVA SOCIEDAD… UNA NUEVA EDUCACION

A lo largo de la historia, la educación fue cobrando gran importancia e influencia en el desarrollo de los pueblos, los primeros pensadores sobre los cuales tenemos referencia, sin proponérselo, fueron abriendo caminos que llevaron al hombre a ver la educación como una necesidad permanente de superación y la cual se ha sostenido en el tiempo como pilar de la sociedad.

Durante el periodo de perfeccionamiento de la misma se implementaron metodologías y procesos que se creyeron fundamentales para obtener resultados acordes a la exigencia de cada educador, dichas estrategias se mantienen vigentes en la actualidad y aunque con el pasar del tiempo los entes encargados de velar por la educación se han propuesto innovar con nuevas herramientas y procedimientos de enseñanza-aprendizaje siguen siendo muy pocos los cambios en el modelo educativo; lo cierto es que si la sociedad evoluciona también debería evolucionar con ella todo lo que le involucra, desde luego esto incluye la educación.

Una nueva educación para una nueva sociedad”, más que una frase es todo un contenido de realidades y al mismo tiempo un llamado a quienes estamos involucrados con la educación para que desgastemos todas las fuerzas que se requieran en la búsqueda y consolidación de un modelo educativo que vaya a la vanguardia de las exigencias de la modernidad; estar limitados a un sistema obsoleto y tradicionalista es limitar nuestra capacidad humana, es detenernos en el tiempo sin que éste lo haya hecho, es negarle a nuestros educandos alternativas de aprendizaje que potencialicen sus talentos; llevar la educación por un único camino a seguir no puede verse con satisfacción, y menos, puede ser la clave de la perfección al momento de autoevaluarnos.

Las tecnologías que el mundo de hoy nos ofrece son verdaderas herramientas a tener en cuenta al momento de transmitir (compartir) el conocimiento, pues el autor en el que baso el contenido de este ensayo tiene verdaderamente razón al preguntarse: “Todo eso nos lleva a la pregunta de lo que es verdaderamente saber. A veces es algo que tiene que ver con la memoria, a veces, con la destreza, a veces, con la recursividad. Si los estudiantes tienen que dar, todos, la misma respuesta, es fácil que haya quienes copien la del vecino. Pero ello sólo es posible en el marco de modelos que uniformizan el saber como un producto igual para todos, y eso sólo vale para lo que llamaríamos las ciencias cuantitativas” Stuffebean.

Basado en dicha afirmación, concibo que la evaluación como proceso modificó a fondo los procedimientos tradicionales de exámenes y pruebas de selección en la mayoría de los docentes, acostumbrados a reducir la evaluación a la mera calificación se vieron obligados a replantear otras formas de trabajo. En estas últimas décadas el proceso ha adquirido mucha importancia ya que a juicio de autores como Stuffebean y otros, el proceso no puede convertirse en una simple antesala de los resultados finales; sino que debe hacer parte de la valorización general del aprendizaje. A partir de este criterio surge la evaluación formativa o evaluación de proceso, que tiene un propósito orientador, auto correctivo y regulador del proceso educativo, al proporcionar información constante acerca de la marcha del aprendizaje, y en el cual veo una verdadera alternativa de actualización del sistema.

Es imposible identificar, seleccionar y definir los objetos de la evaluación si no existe una información previa, no sólo del objeto de la evaluación propiamente dicho, sino de las necesidades y problemáticas donde emergen los objetos del contexto donde se ubican y de las relaciones que surgen entre éstos. Es una de las formas que nos permite conocer y caracterizar el contexto de la evaluación. Creo que de ahí la importancia de realizar un diagnóstico previo de las necesidades o problemas que ayuden a determinar cuál es la situación que se va a evaluar y cuáles son las tendencias de la misma. Esta determinación se realiza sobre la base de informaciones, datos y hechos, recogidos y ordenados sistemáticamente que permiten juzgar mejor la situación que será juzgada y tener una apreciación general de esta situación.

Este primer abordaje de la realidad en la que se ha de actuar es importantísima, porque permitirá recoger una información que será muy útil en el diseño y programación de la evaluación: definir objetivos, proceso, instrumentos, logros, etc. O sea qué, para qué, cómo, dónde, por qué, cuánto, y con quiénes es el proceso evaluativo. En la evaluación considero que está la clave para que se dé un verdadero cambio que responda a la afirmación: nueva educación para nuevas sociedades.

Si bien, la evaluación interna y externa de los centros educativos se constituye en una actividad fundamental como punto de apoyo en su planeación y funcionamiento. Y esta evaluación puede asumir un enfoque general o global y parcial o molecular. Cualquiera sea el enfoque que se elija, estos necesariamente deberán incluir los aspectos que tienen relación con la estructura, organización, administración, persona, docente, directivo, estudiantado, currículo, realidad locativa.

Pero si se desea llevar la educación más allá de la institución escolar y evaluar la eficiencia interna de un sistema educativo, se puede evaluar la retención, la deserción, índices de eficiencia, costos unitarios y otros aspectos que se pueden constituir en los indicadores de una realidad más compleja que el trabajo en el aula. Lo mismo podría decir de la evaluación económica de la educación, donde los factores de rendimiento, la rentabilidad, los costos y los beneficios; son temas clave para desentrañar esta problemática (el continuismo). De igual manera, la evaluación social de la educación se puede encarar a través de la evaluación del proceso estudio – trabajo – vida social o quizá del impacto que tiene en la población no directamente usuaria.

El docente es en la práctica el principal responsable de la actividad educativa, porque a él le corresponde delimitar las líneas generales del proceso didáctico y pedagógico, de ahí la importancia que posee la evaluación docente y todos aquellos aspectos que tienen por objeto el mejoramiento y perfeccionamiento de una serie de funciones sociales, emocionales, pedagógicas, cognoscitivas, metodológicas y técnicas que se consideran esenciales para el ejercicio de su profesión.

Condicionar las realidades académicas al simple método didáctico y la manera de evaluar del maestro no puede seguir siendo la única alternativa de enseñanza-aprendizaje en nuestras instituciones, dado que esta práctica no garantiza un aprendizaje significativo en los estudiantes; solo un renovado y constante proceso de evaluación en todos los procesos que se llevan dentro de los planteles llevará los mismos a la excelencia.

Finalmente, tengo pues una tarea verdaderamente desafiante con este ensayo, que si bien es un trabajo pedagógico se convierte al mismo tiempo en una verdadera labor social y profesional que abrirá puertas de éxito a mi profesión como docente. Nunca se encontrarán ni determinarán estrategias o métodos definitivos porque la educación necesita oxigenarse todos los días con nuevos procesos que lleven a la perfección el arte de la enseñanza.

Si bien, las metodologías tradicionales de la educación han permanecido en el tiempo, están basadas en teorías que en la cotidianidad evidencian la necesidad de proponer y aplicar cambios en el sistema educativo de nuestro país; por consiguiente, hoy requerimos de nuevos procesos, nuevos métodos evaluativos y nuevas inclusiones tecnológicas que hagan de la enseñanzaaprendizaje una permanente experiencia de superación personal, profesional y social; la educación virtual es una excelente herramienta que sigue innovando y cautivando las nuevas generaciones, el secreto está en usarla responsable y adecuadamente.

Escritor: EDISSON ALEJANDRO VALDES LOTERO

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