VOS & VOZ

En reuniones con amigos, en el trabajo, en la calle, constantemente y quizás sin darnos cuenta, muchos de nosotros experimentamos alguna vez la difusa sensación de la primera impresión. Ese primer encuentro, tan efímero como crucial, el que esperamos sea favorable. Cuando podemos vaticinarlo ponemos en juego nuestra apariencia, cuidamos aquello que queremos decir y ejecutamos finalmente el más estudiado artilugio de expresiones faciales, gestuales y posturales; toda una exteriorización concienzuda que quizás, no sea captada, ni bien entendida por el otro o los otros. Sorpresivamente, el instante proverbial quedó deslucido generando además en nuestro interlocutor, reacciones opuestas a las esperadas.

, bien decía Marco Fabio Quintiliano, famoso profesor de retórica del mundo antiguo. ¿Aquello que ofende al oído puede desdecirnos… Sabemos que la habilidad para expresarnos es tan importante como aquello que queremos expresar, pero olvidamos el factor sustancial de la comunicación humana: la voz.

Desmitificando cualquier fantasía que genere el concepto, podríamos definir técnicamente a la voz, como el sonido que se produce por la vibración de las cuerdas vocales mediante el aire que es expulsado por los pulmones a través de la laringe. Este sonido que alberga la laringe, se sirve de órganos que utilizamos para respirar y obtener su potencia o volumen; de la cavidad bucal, oral, para ser correctamente articulado y resonado; de la audición que actúa como el software de la fonación; de las hormonas de crecimiento y hormonas sexuales; del sistema nervioso, desde la conciencia de la propia voz a las sensaciones de bienestar o malestar neurovegetativo.

Desde que nacemos se desarrolla paralelamente a nuestro sistema neurológico, auditivo y endócrino. Ha tomado tanto de nosotros, que definiría a la voz como una sonoridad muy compleja, dinámica y realmente personal.

La Voz tiene historia, sexo, edad, capacidad para aprender, se emociona. En efecto, podemos entender cómo la voz descubre significativamente nuestra personalidad, la cultura, el estado de ánimo, la intencionalidad. Cada etapa, infancia, adolescencia, juventud o edad avanzada, modifica el timbre de la voz develando más allá de la edad cronológica, nuestra real etapa evolutiva. Cada experiencia de nuestra vida cotidiana modifica la voz en alguno de sus parámetros.

Las personas felices tienen una voz diferente de las que no lo son tanto. La gratitud, la devoción, el amor suavizan la voz, la inspiran, eligen su color. La voz es un factor influyente, determinante, para establecer óptimas relaciones interpersonales y lograr el éxito profesional. Bastaría pensar en lo siguiente:

▪La primera impresión de la persona mentirosa se confirma en la ocasión en que agudiza su voz y disminuye su volumen.

▪La excelsa preparación científica de un médico puede ser opacada por su voz aniñada y chillona.

▪Una docente monótona e inaudible derivará en falta de atención por parte de sus alumnos distorsionando el proceso de enseñanza.

▪Algunas empresas focalizan su capacitación en el argumento de venta ignorando que la voz adecuada puede definir un negocio.

▪Alteraciones de la voz (nasalización, poco volumen, ronquera) acomplejan a muchos a la hora de negociar.

A la luz de los ejemplos anteriores un desorden vocal tiene consecuencias emocionales, sociales y profesionales. Es vital para algunas personas, locutores, docentes, abogados, políticos, telemarketers, actores, titiriteros, entre otros; conocer su principal instrumento de trabajo, la fisiología, patologías que la afectan y la prevención de las mismas. El conocimiento de la voz es un autoconocimiento. Educar la voz procura un desarrollo de lo innato.El estudio y entrenamiento técnico de la voz (emisión, postura, respiración, control de la energía psicomotriz, resonancia, etc.) requiere el conocimiento de hábitos fisiológicos que desarrollan cualidades y potencialidades personales. Es el momento del autoconocimiento, de la búsqueda global de aspectos que promuevan y desarrollen nuestra comunicación total. Es tiempo de introducirnos en un aspecto fascinante y un don indiscutido del ser humano: la voz.

Escritor: María de Filip