El lenguaje es fundamental para poder comunicarnos y así satisfacer nuestras necesidades, relacionarnos, compartir experiencias y en definitiva, sentirnos conectados con nuestros semejantes. Pero el lenguaje no tiene por qué ser siempre verbal. La comunicación está configurada por un grupo de conductas no verbales y/o verbales, donde un emisor influye o intenta influir el comportamiento y/o estado mental del destinatario . Hay números estudios sobre la comunicación no verbal que demuestran que aproximadamente el 55% de la información que extraemos del receptor nos llega del lenguaje corporal, un 38% del tono de la voz y tan sólo un 7% de las palabras .
La cuestión que nos planteamos es ¿pueden utilizar los bebés algún tipo de lenguaje? Los recién nacidos no pueden hablar, pero sí comunicarse. Utilizan un lenguaje con palabras a través del tacto, del llanto, de la expresión facial, usan la tensión corporal y la postura para expresar sus necesidades básicas. El psicólogo Lawrence E.Shapiro señala que son muchos los progenitores que caen en el error de creer que no podrán hablar con sus bebés hasta que éstos no alcancen un vocabulario de unas 30-40 palabras, perdiendo así muchas oportunidades de comunicación con ellos.
A través de los gestos, del sonido, del llanto, los bebés nos revelan su estado de ánimo, reclaman atención, nos manifiestan sus incomodidades, enfados, alegrías y en general sus emociones. Con la maduración y el aprendizaje, el bebé ira adquiriendo asociaciones entre sus expresiones y emociones. Padres e hijos están genéticamente programados para desarrollar un vínculo íntimo y desarrollar una buena capacidad de comunicación. La mayoría de los progenitores tan sólo mirando a sus hijos, son capaces de comprender las necesidades y deseos de éstos. Shapiro habla del tema de las macroseñales, que son aspectos evidentes como son los gestos, posturas y movimientos. Y por otra, parte, nos señala microseñales donde entrarían aspectos muy sutiles, como puede ser, por ejemplo, cambios de color en la piel cuando el bebé llora.
Dentro del proceso de la comunicación, el lenguaje de los gestos ocupa un lugar clave. Desde los primeros meses, los bebés pueden utilizar este lenguaje para expresar sentimientos o demandar necesidades, y en definitiva, poder comunicarse con sus progenitores . Este tipo de lenguaje ha sido estudiado y existe gran cantidad de documentación donde empezó a adquirir mayor interés en los años noventa, sobre el uso de gestos con sus relaciones en el lenguaje así como otros aspectos del desarrollo que este tipo de comunicación beneficia.
Este trabajo sobre la comunicación no verbal de los bebés, engloba tres partes. Una primera parte donde se trata el desarrollo del lenguaje, una transición clave para comprender los tipos de comunicación. Una segunda parte la dedicaremos a ver el llanto y la sonrisa pertenecientes a la categoría de comunicación no intencionada, es decir, aquella comunicación que el bebé hace de una forma no consciente, y una última parte sobre el lenguaje comunicación de gestos intencionados de los bebés hacia sus progenitores.
El desarrollo del lenguaje Hasta los tres años, los niños no pueden comunicarse totalmente mediante el habla ya que su aparato fonador no está desarrollado completamente. Shapiro nos señala un estudio que investigaba cuándo son los bebés eran capaces de reconocer a sus padres. Tan sólo una hora después del nacimiento, el bebé ya podía distinguir entre líneas aleatorias y rostros humanos. La sonrisa aparecía a la semana. El bebé poco a poco va aprendiendo que cuando sonríe a las personas, éstas le prestan atención a través de ruidos y gestos, y cuando gira la cabeza, le suelen dejar tranquilo. Es cuando el bebé comienza a crear sus primeros diálogos.
Las psicólogas Acredolo y Goodwyn indican que ya alrededor de los tres meses los bebés comienzan con sonidos de vocales, y a partir de los seis meses con las consonantes y el balbuceo. Así a través de juegos con estos ruidos y sonidos, los bebés aprenden a trabajar la boca. Pero apropiadamente hasta los pasados los doce meses, no pronunciaran sus primeras palabras de verdad. Estas psicólogas destacan que sólo cuando el bebé desarrolle su capacidad social y desarrolle la intención comunicativa, podrá iniciarse el desarrollo del lenguaje. La capacidad comunicativa aparece a través de gestos intencionales.
Estos gestos tempranos son el primer avance sobre la actuación sobre los objetos, aunque son aún primitivos pero constituyen el gran paso hacia el aprendizaje del lenguaje verbal. Una de las primeras conductas con intención comunicativa es la sonrisa social. Acredolo y Goodwyn destacan que alrededor de los nueve meses (aproximadamente) comienzan a utilizar las manos y los gestos para comunicarse. El saludo o despedida suelen ser los más habituales.
Grandes autores del desarrollo cognitivo de los niños centran sus investigaciones en el estudio teórico sobre el lenguaje. Así Farkas (2007. p 4) cita a Piaget (1965) para recordar los tres estadios por los que pasa el niño, siendo el que nos interesa, el primer período sensomotriz. Este período abarca desde el nacimiento hasta aproximadamente los veinticuatro meses. En esa fase, el niño utiliza su cuerpo como medio de expresión y comunicación por medio de balbuceos, gestos, sonidos, etc. hasta aprender el lenguaje verbal. A partir de los dos años, es cuando aparece su capacidad simbólica y forma representaciones mentales. El niño es capaz de repetir palabras y asociarlas a objetos. Otros estudios recientes en Psicología cognitiva afirman que esta última fase aparece mucho antes .Ya desde muy temprano, el bebé puede construir representaciones que se van volviendo más complejas por etapas. Los bebés asocian rápidamente el significado de cualquier seña que se les muestre al mismo tiempo que la experiencia correspondiente.
La mayoría de los autores de la Psicología cognitiva coinciden en que la franja comprendida entre los nueve y catorce meses, los bebés comienzan a señalar y a interactuar con referentes externos. La sonrisa y el llanto Las manifestaciones más estudiadas y más evidentes de los bebés son el llanto y la sonrisa. Es lógico, si tenemos en cuenta que provocan una reacción inmediata en las personas. Los bebés aprender a manejar estas expresiones para cubrir sus necesidades y demandas.
Con la sonrisa, el bebé comienza a manifestar su primera acción social. A partir de la cuarta-sexta semanael bebé sonríe intencionadamente, aparece la sonrisa social. Antes, esta sonrisa era refleja y respondía a estímulos externos. Ya en la novena semana, la sonrisa es plenamente social. Los bebés responden abiertamente y aprenden a reclamar a los adultos. Aproximadamente a los tres meses, la sonrisa deja de ser un mero reflejo provocado por estimulaciones sensoriales y pasa a ser una conducta eficaz de control social encontrándose casi siempre en las interacciones sociales. El bebé aprende a utilizar la risa para interaccionar con sus padres socialmente.
Abascal, Chóliz y Martínez destacan que: . Además añaden que las principales causas por las cuales un bebé llora son por necesidades o emociones negativas como puede ser miedo, enfado, tristeza y dolor. Un llanto específico, nos hablará de las distintas necesidades del bebé. Cuando un progenitor oye el llanto de su hijo, inevitablemente su cerebro se activará y utilizará todos los recursos necesarios para descubrir la demanda y cubrirla. Los científicos son capaces de distinguir distintos tipos de llantos a través de de equipos de sonido, donde se registran diferencias en tonos, frecuencias y duración de las pausas.
Los autores no se ponen de acuerdo en el número de tipos de llanto, pero si coindicen en su mayoría en varias clases. Así Shapiro , nos habla del llanto cuando el bebé está hambriento que comienza en gemidos rítmicos para acabar en un llanto fuerte y corto, seguido de pausas para tomar aire. El llanto de la saturación alimentaria, donde el bebé suele vomitar para comenzar inmediatamente a llorar. El tercero es el llanto del cansancio, que más que llorar se muestra inquieto o muestra un llanto irregular. Otro llanto que señala es el del dolor, característico por ser alto, largo y estridente y boca muy abierta. También describe el llanto de irritación que es largo y penetrante y difícil de apaciguar. A través de este llanto, el bebé libera tensión. Un llanto agudo y penetrante que se corta con las respiraciones puede indicar miedo. Y por último añade un llanto que podemos percibir como forzado que suele utilizar el bebé para comunicar que está aburrido o que quiere atención.
Según Brazelton , existen al menos seis tipos de llanto. Algunas investigaciones han demostrado que las madres primerizas reconocen al menos tres tipos en los diez primeros días de la vida del bebé. Da unas claves para los seis tipos que propone. El llanto a causa del hambre es un lamento con tonos de súplica. El cansancio muestra un llanto con pausas y puede estar acompañado con acciones como chuparse el dedo o dar vueltas en la cama. El llanto del dolor es como un grito agudo con breves descansos, llantos con angustia seguidos de un grito penetrante. Cuando el bebé llora de una forma suave puede ser que tenga una leve molestia. Si el bebé mezcla el llanto con conductas para captar la atención como puede ser sonreír o balbucear puede ser un llanto de demanda de atención. Y por último, el llanto de inquietud, que ocurre al final del día y podría llamarse «llanto de irritación» .Es un llanto que demanda atención y aumenta hasta convertirse en un llanto de dolor. Coindice con Shapiro en que este llanto es más bien una descarga de tensión por su sistema nervioso sobrecargado al terminar el día.
Fernández-Abascal, Chóliz y Martínez muestran una serie de características de los distintos tipos de llanto en concordancia con las emociones. Para la emoción de ira, el llanto se incrementa progresivamente y tienen la boca abierta o semiabierta. Cuando tienen miedo con los ojos muy abiertos, el llanto aparece de forma explosiva mostrando un nerviosismo previo. Para la emoción del miedo arrugan la frente y tensan los labios. La mayor parte de las veces cierran los ojos. El llanto aparece también de forma explosiva y con mucha intensidad desde el comienzo. Según Shapiro, hay estudios que demuestras que uno de cada cinco bebés pueden llorar entre quince minutos y una hora al día sin razón aparente.
El lenguaje de los gestos en los bebés. Dentro del campo de la comunicación, el lenguaje gestual ocupa un lugar fundamental. Mediante este lenguaje, los bebés manifiestan sus necesidades y se vinculan con sus progenitores y con el mundo que les rodea. A principios de los ochenta, las psicólogas norteamericanas Linda Acredolo y Susan Goodwyn observaron que los niños pequeños utilizaban gestos en lugar de las palabras que aún no eran capaces de pronunciar. A través de estas observaciones crearon el programa Baby Signs (Gestos infantiles), una herramienta de comunicación que estimula el lenguaje gestual en los niños. Estas psicólogas explican un método eficaz y contrastado que enseña a los progenitores a comunicarse con sus hijos. Los bebés son capaces de aprender gestos sencillos para indicar objetos, necesidades o acontecimientos antes de entrar en la fase de adquisión del lenguaje, entre los nueve y treinta meses. Esta facilidad para aprender señas favorece la comunicación con sus padres hasta desarrollar plenamente la capacidad de hablar.
El programa no enseña un lenguaje formal por señas sino que ayuda a los progenitores a ser más receptivos con los signos naturales que sus hijos utilizan y les anima a utilizarlo también a ellos, a través de la repetición y emparejando la palabra correspondiente. ¿Cuándo empezar a usar este lenguaje?. Con ocho y nueve meses, los bebés ya comienzan a comunicarse de forma intencionada con sus progenitores. Con nueve y catorce meses emplean ya numerosos signos. Algunos de estos signos los habrán creado ellos mismos. El bebé es capaz de desarrollar gestos a través de la imitación de los adultos o crearlos de forma espontánea. Otros son comunes entre los bebés y son reconocibles. Shapiro los denomina imitativos (simples imitaciones del movimiento asociados a una palabra o frase). Acredolo y Goodwyn , señalan que se puede empezar a usar las señales cuando el bebé muestras interés en comunicarse, aproximadamente alrededor de los nueve y diez meses. Estas muestras de interés ocurren cuando el bebé comienza a señalar objetos con mucha frecuencia acompañados de balbuceos, muestra interés por los dibujos de los libros o cuando ya dice algunas palabras. Si el bebé ya ha comenzado a tener interés por comunicarse, ya sea con palabras o sin ellas, se debe de comenzar a mostrarle las señales.
Las recomendaciones que el programa Baby Signs señala para una rápida y eficaz adquisión del lenguaje de gestos serían en primer lugar, premiar los esfuerzos, motivar, dar ánimos y mostrar una actitud entusiasma al bebé durante la fase de aprendizaje. La repetición es clave. Hay que utilizar las señales las máximas veces posibles y por la mayoría de personas que tengan trato con el niño. Se pueden aprovechar ilustraciones, juguetes y todo aquello con lo que se pueda asociar las señales con palabras. Incorpóralas a la vida diaria. Repetir una seña ante diferentes ejemplos, introducen al bebé a la categorización, es decir, aprende poco a poco características comunes de los miembros de una categoría. Siempre se deben de utilizar movimientos sencillos, que el bebé pueda imitar fácilmente. Se les puede ayudar moviendo sus propias manos. Y por último, una vez que el bebé ha aprendido las señas no es necesario que el adulto siga haciéndola.
Es fundamental usar palabra y seña a la vez. Esto ayudará al bebé a relacionar sonido y gesto y le facilitaremos tanto el aprendizaje verbal como no verbal. Los gestos y el lenguaje se desarrollan de forma paralela y comparten habilidades simbólicas. Es importante señalar que todos los autores citados que han trabajado con el lenguaje de gestos coinciden en que se puede modificar o crear la forma de las señas de la manera que cada progenitor vea conveniente ya que el objetivo de las señales en enriquecer la relación, comunicación y simplificar la vida, y no enseñar un grupo de señales específicas. Según Acredolo y Goodwyn, las señales más sencillas para introducirse en el programa Baby Signs son : Sombrero: hay que tocarse la parte superior de la cabeza con la mano extendida y la palma hacia abajo. Pájaro: mueve uno o ambos trazos a los lados y aletearlos hacia arriba y hacia abajo.
Flor: Arrugar la nariz (gesto de oler una flor). Pez: Abrir y cerrar los labios. Más: Tocar con el dedo índice de una mano la palma de la otra mano. Una vez que el bebé aprende y usa unas seis señales sencillas, se pueden introducir todas las que se deseen. Otras señales del programa son : Beber: Llevarse el pulgar hacia arriba Comer: Llevarse los dedos hacia la boca Arriba: Dedo índice apuntando hacia arriba ¿Dónde?/No sé: Con las palmas hacia fuera y arriba, subir y bajar los hombros Miedo: Tocar repetidamente el pecho con una mano Se acabó: Mover la mano con la palma hacia abajo, de izquierda a derecha por delante del cuerpo.
Peluche: Cruzar ambas manos sobre el pecho imitando un abrazo. Dormir: Juntar las palmas de la mano y ponerlas al lado de la cara. Agua: Frotar las palmas entre sí Salir/Fuera: Girar el puño A continuación describimos otras propuestas por Shapiro: Beber: Señalar la boca, chasquear los labios Más: Golpear una superficie con los dedos Sombrero: Darse palmadas sobre la cabeza Libro: Juntar las manos y separar y unir las palmas. Mal olor: Pellizcarse la nariz y hacer mueca de disgusto. ¿Dónde?: Palmas de las manos hacia arriba y brazos extendidos Felicidades: Unir el índice y el pulgar formando un círculo No sé: Palmas de las manos hacia arroba y levantar hombros y arquear cejas.
Suave, cariñoso: Frotar una mano con la otra suavemente Pescado: Chasquear los labios poniendo morritos Utilizar el lenguaje de gestos conlleva una serie de beneficios en los niños. Los bebés que utilizan este lenguaje tienen un desarrollo intelectual más rápido que aquellos que no lo emplean. Según numerosos estudios, los niños tienen menos frustración y desarrollan menos actitudes agresivas, además de promover un desarrollo emocional positivo y mejorar el vínculo entre niños, padres o cuidadores. Esto también conlleva a un aumento de autoestima Tanto las creadoras del programa Baby Sings, como otros autores del lenguaje de señas, coinciden con que a través de los gestos, el niño puede comunicar sus necesidades y reducir así la frustración. Son numerosas las investigaciones avalan la eficacia de los gestos los cuales, refuerzan en vez de obstaculizar, el desarrollo del lenguaje.
Conclusiones Los estudios demuestran la gran cantidad de beneficios que tiene la comunicación eficaz de los progenitores con sus bebés. Es evidente, si pensamos que cuanto más rico sea el entorno en el que se desarrolla el niño, posiblemente su estimulación intelectual sea mayor. Como hemos visto, esta comunicación puede ser a través de la observación de las expresiones faciales, posturas, manifestaciones como el llanto o la risa o a través del aprendizaje del lenguaje de gestos. Es cierto que cada bebé es único y aunque no es infalible y se han de tener en cuenta las condiciones y el contexto, se pueden aprovechar los patrones comunes que existen en la comunicación no verbal de los bebés para mejorar la comunicación.
Entender lo que le pasa a tu bebé ayuda a saber que necesidades tiene y cómo puedes satisfacerle. Sin duda, la comunicación fluida conlleva a una mayor unión y mejora del vínculo que en un futuro conllevará a una mejor comunicación y complicidad. Respecto al lenguaje de los gestos, investigaciones recientes también demuestran que los niños que aprenden a usar las señas para comunicarse, aprenden a hablar más rápido. Esto hace que el desarrollo lingüístico sea precoz y aumenten su vocabulario. Esta mejora en su comunicación repercute en una mayor autoestima, una menor frustración y por tanto una mejora en su desarrollo integral. . Los defensores de la utilización de este tipo de lenguaje recomiendan que la enseñanza de gestos debiera de ser una experiencia natural Sin duda una vía de comunicación temprana hará más felices a los niños y a los padres en el presente con sus repercusiones positivas en el futuro.
6. Bibliografía
6.1 Manuales
CHÓLIZ, M, FERNÁNDEZ-ABASCAL, E. y MARTÍNEZ, F (2010): Guía de la expresión del bebé, Barcelona, Instituto del Bebé Nuk.
ERTHAR, Thiel (1993): El lenguaje del cuerpo revela más que las palabras, Ginebra, Ediciones Elfos.
LAWRENCE, E.Shapiro (2003): El lenguaje secreto de los niños, Barcelona, Urano.
ACREDOLO L. y GOODWYN S. (2004): Los gestos del bebé, Madrid, Orino.
6.2 Artículos de revistas
CHAMARRITA Farkas (2007): «Desarrollo de la comunicación gestual intencionada en bebés: Estudio de un caso» en SUMMA Psicológica UST, nº4, pp.3-15.
RIVERO Magda, «Los inicios de la comunicaci6n: la intencionalidad comunicativa y el significado como procesos graduales» en Anuario de Psicología, nº3, p.337-356.
6.3 Recursos electrónicos
http://www.babysigns.cl/ [01-11-2013]
http://www.babysigners.co.uk/i2.php [03-11-2013]
http://www.dodot.es/articulos/-/info/details/content.30013/como-entender-el-llanto-de-tu-hijo/ [01-11-2013]
http://www.mibebeyyo.com/bebes/crecimiento/crecimiento/las-etapas-de-la-sonrisa-4672 [03-11-2013].
Escritor: Patricia Benito López